El poder infinito de las palabras. En este mundo tan vertiginoso en el que vivimos nos queda poco espacio para pensar en el poder infinito de las palabras que usamos en el día a día, tanto para juzgar a los demás, a nosotros mismos, cuando expresamos nuestro desvaríos, nuestras penas, nuestro dolor y otras palabras que no quiero escribir. Por ejemplo, si digo: " estoy furioso" lo podría remplazar por: "estoy inquieto", " estoy saliendo de mi eje". Tal vez no sea ciencia lo que digo, no tengo fuentes para citarlas, pero le hago extensiva la invitación de probar, y hacer, cambiar o sustituir las palabras que usamos todos los días para expresar: emociones, sentimientos, pensamientos y otros, suavizándolas, pintándolas de colores claros, vivos, etc. Somos productos de nuestros pensamientos, de nuestras propias sentencias, de nuestros autoflagelos diarios, de las palabras que emitimos. Prueben decir: "no tuve la oportunidad de hacer este tra