Si hay algo del que me pueda arrepentir en la vida es no
haber seguido y continuado el camino de emprendedor. Cuando tenía 9 años,
recuerdo muy bien cuando mi madre se encontraba sentada un domingo en el patio
de mi casa y fui a su lado le dije: “mamá yo quiero vender helados” Tuve el
apoyo de mi madre y de mi padrino, mamá me compró para mi conservadora de
tergopol y mi padrino me confeccionó para el soporte de la conservadora que iba
sujeto a mi cuello. Fueron mis primeros pasos de emprendedor.
Divide los problemas y multiplica las soluciones.
Hoy aprendí que hay que dividir los problemas y a multiplicar
las soluciones. Los problemas son retos, son oportunidades para crecer. Es muy
importante aprender de los errores y capitalizarlos como aprendizajes, no
arrepentirse y seguir.
La vida no es justa, hay que acostumbrarse a ello, la vida no te da lo que quieres, te
da aquello que necesitas aprender para crecer. La pregunta es: ¿estás dispuesto
a aprenderlo?
La vida es un mar de oportunidades cuando se multiplican las soluciones.
La vida es un mar de oportunidades, es un universo de
aprendizajes. Tú decides el lugar para nadar, o te ahogas en un vaso, y
disfrutas del mar. Es mucho más fácil culpar a los demás de nuestros errores,
es más fácil victimizarse por los problemas que verlos como reto, como desafío,
como nuevo escenario a transitar. No somos árboles debemos movernos hacia
nuestros sueños, ir corriendo a su encuentro, haciendo que las cosas sucedan y
no simplemente esperarlo en el portón de nuestras casas.
La vida nos invita a dividir los problemas y a multiplicar
las soluciones, divide y vencerás, insistir, resistir, persistir, pero nunca
desistir. Somos capitanes de nuestra alma, somos dueños de nuestros destinos,
somos dueños absoluto de todo aquello que soñamos y queremos, sólo debemos
estar dispuesto a aprender de los errores.
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